21 mayo 2012

Buddy Guy y una Cátedra de Blues


La semana pasada tocó en Buenos Aires el gran Buddy Guy, leyenda viva del Blues y el Rock y allí estuve para disfrutar de este gigante de la música. A falta de tiempo y para no ser repetitivo, me di unos días para escribir la crónica de lo que fue este inolvidable día.

Los encargados de ir calentando a la audiencia fueron los muchachos de La Mississippi, que ya llevan más de 20 años haciendo lo que les gusta, es decir, tocar blues. A lo largo de su set fueron recordando temas viejos y presentando algunos de sus más nuevos, pertenecientes a su último trabajo Búfalo (2011).

Para cuando habían terminado, el Teatro Gran Rex se encontraba casi lleno. Rápidamente se vio a la gente de Buddy entrar los instrumentos de la banda y comenzaron unas pocas pruebas de sonido. Les confieso que cuando se apagaron las luces y vi entrar a la banda empecé a sonreír de felicidad. Una vez que todos ya estaban ubicados, el tecladista Marty Sammon lo presentó y allí apareció él, como siempre sonriendo y saludando a todos. La ovación no tardó en llegar. El teatro entero de pie aplaudiendo y coreando su nombre. Les juro que pocas veces sentí semejante emoción. Las únicas veces que pasé por lo mismo fueron en los recitales de Clapton, BB King y en todos los de Roger Waters

No exagero al decir que debo haber estado sonriendo sin parar durante la primera hora. Y si después dejaba de hacerlo, Buddy decía algo, o hacía alguna mueca y rápidamente volvía a instalarse la sonrisa de oreja a oreja.

Durante sus dos horas de presentación Buddy lo hizo todo. Jugó con su voz, hizo su acting, tocó atrás de la cabeza, con los dientes, se sacó la guitarra y la tocó atrás de la espalda, caminó por todo el escenario para abarcar todo el ancho del teatro.

Pasada la hora llegó un momento único. Se acercó al extremo derecho del escenario y comenzó a bajar los 4 escalones que lo separaban de nosotros, su público. En un segundo estábamos todos parados mirando con emoción y expectativa. Yo estaba en la fila 11, en la butaca del pasillo, el mismo pasillo por el que había comenzado a caminar. No lo podía creer, lo tenía a unos metros hasta que de repente comenzó a avanzar custodiado por 3 o 4 de seguridad. Pasó un minuto y llegó el momento, lo tuve a menos de medio metro, sin nadie que obstaculizara mi visión, el tipo tirando un solo enfrente mío. Yo con cámara en mano, ni atiné a sacar una foto, sólo me quedé sonriendo y viendo cómo tocaba. En la fila 12 reconoció una remera que decía Buddy Guy y estaba firmada y dedicada por él. Se rió y le hizo un gesto al tipo y siguió caminando. Yo creía que iba a dar la vuelta y volver por el otro pasillo. Pero no. De un momento a otro desapareció y se empezó a cortar el sonido de su guitarra. Nadie entendía nada, hasta que en la primera bandeja se escuchó un griterío y apareció nuevamente entre la gente. Llegó hasta el final del balcón, le pasaron un micrófono y siguió tocando y cantando ahí arriba. Un delirio. Pasado el momento, mientras la banda seguía tocando su base, Buddy bajó nuevamente y volvió a pasar por al lado mío y de todos los que estábamos en ese preciado pasillo.

El hecho de ver a Buddy Guy en vivo para mi ya era un regalo, pero haberlo tenido al alcance de mi mano y haber podido mirar las suyas mientras tocaba su Fender Stratocaster fue magia, un sueño hecho realidad. Una emoción que 5 días después sigo sintiendo tan fuerte como ese 16 de Mayo. Lo bueno es que no termina acá.

Casi al comienzo de su show, Buddy dijo que él podía tocar lo que quería si se le daba la gana... e instantáneamente comenzó a tocar los primeros punteos de Miss You de los Rolling Stones. Claramente el Gran Rex entero estalló y comenzamos a corear la melodía. Con una sonrisa en su cara, Buddy nos gritó y nos demandó silencio, diciendo que no iba a tocar ese tema, y que solamente nos estaba demostrando que él podía tocar lo que se le diese la gana. Allí, en ese preciso segundo, comenzó la Cátedra de Blues. De ahí en adelante tocó un tema de John Lee Hooker y Muddy Waters, pioneros del Blues.

Como escribí en el post del tema Hoochie Coochie Man, Buddy sabe que el Blues ha caído en términos de popularidad y que ya no hay tantos músicos que se dediquen a este género tan rico. Por eso durante su show se dedicó a educarnos a los presentes, mostrándonos un poco sus raíces e influencias y también música que ya no se escucha tanto en las radios. Es así que a lo largo de sus dos horas de show tocó canciones de todos estos artistas:
Con semejante repertorio, entiendo que la intención de Buddy a sus 75 años de edad es evangelizar a los más jóvenes. Sabe que es un ícono, una leyenda del Blues y del Rock. Sabe también que todavía le quedan fuerzas y por eso las quiere dedicar a repartir por el mundo esta hermosa música que él y otros tantos compusieron a lo largo de tantas décadas.

Lo dije y lo vuelvo a repetir, el Blues es muy respetuoso del pasado. Todos los artistas que tocan Blues, Blues Rock y derivados, terminan volviendo a los orígenes, rescatando canciones de distintos artistas que aportaron lo suyo para hacerlo crecer. Todos lo hacen a su manera, y así aportan su granito de arena para que siga evolucionando y creciendo.

Espero que la presencia de Buddy en Argentina y a lo largo de toda su gira reavive la llama de este género increíble, que más allá de los estereotipos y las típicas letras tristonas, es el único que hace hablar a la guitarra y el único en el que guitarrista y su instrumento se funden para transmitir emociones y sentimientos que ningún otro estilo musical logra enviar con tanta eficacia.

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